“Cantar en el anfiteatro de Ochil en la obra de Turrel, ha sido una experiencia increíble para mí. Me ayudó a darme cuenta del viaje que había emprendido para llegar hasta ahí, había traído dos partes de mi que podían coexistir juntas en un mismo espacio.”
-Florence + The Machine
Ochil se deriva de la palabra Ooch (zarigüeya), que en maya significa “De la tierra de las zarigüeyas”. Está ubicada a 36 kilómetros de la ciudad de Mérida. Tiene restos de antiguas estelas maya, que se encuentran junto a un cenote ubicado en el fondo de una ligera depresión topográfica.
La hacienda tiene sus orígenes como un rancho ganadero, y a fines del siglo XIX dio prosperidad a la región con la producción de fibra de henequén, conocida como “el oro verde”. Con la caída del mercado de henequén, la hacienda fue abandonada y destruida. En 1997, prácticamente en ruinas, su restauración fue realizada por el arquitecto Salvador Reyes, quien junto con el arqueólogo Luis Millet, conservaron muchos detalles. Bellamente restaurada, destaca el arco de la entrada principal, y los arcos de estilo morisco e influencia neoclásica.
Otra de sus características es el hermoso anfiteatro que desemboca en un cenote, obra de James Turrell y el arquitecto Carlos Cuevas, que hace de esta hacienda un lugar mágico y especial para celebraciones únicas.